¿CÓMO RELACIONO LA POSTURA CON EL SUELO PÉLVICO?

El cuerpo humano tiene la enorme capacidad de adaptarse a todos los cambios internos y externos que ocurren a su alrededor. Por ejemplo, cambios físicos como el dolor pueden provocar que nuestro cuerpo se adapte para evitarlo, lo que se conoce como “postura
antiálgica”.

Cambios emocionales, como el estrés, pueden provocar una retracción de la musculatura porque nuestro cuerpo está expuesto a más tensión.

Hoy venimos a hablarte de cómo las diferentes posturas pueden afectar a nuestro suelo pélvico y la importancia de trabajarla tanto para prevenir como para tratar.
El trabajo de la postura es una de las bases en el trabajo de las disfunciones de suelo pélvico, ya sea una incontinencia, un prolapso o un dolor pélvico, etc

Para explicar esta relación, os vamos a hablar de tres elementos esenciales: el diafragma, la faja abdominal y la región lumbopélvica. Estas tres estructuras van a formar, junto al suelo pélvico, el complejo abdomino-lumbo-pélvico-perineal (más adelante CALPP) y van a trabajar en equipo para mantener la estática de nuestro cuerpo, es decir, mantenernos en equilibrio en las diferentes posiciones antigravitatorias. Es nuestro centro corporal y por lo tanto, es donde debe nacer todo movimiento o gesto que realicemos.

Este complejo está formado por articulaciones unidas entre sí (la columna lumbar con la pelvis y esta en sí es un complejo articular), musculatura interconectada entre sí y estructuras de unión y sostén (ligamentos, fascia, etc).

Queremos que te imagines un globo, en el que el la parte superior sería el diafragma, la parte anterior y lateral sería la musculatura abdominal, la zona posterior la columna lumbar y la parte inferior el suelo pélvico.

Este globo mantiene una presión en su interior que debe ser controlada por todas estas paredes. Es decir, necesitamos que todas las estructuras que forman el CALPP tengan un tono de base mínimo para soportar los diferentes aumentos de presión que realizamos en el día a día (ya que nuestra vida en sí es hiperpresiva).

El diafragma (la parte superior de este globo) es el principal gestor de la presión intrabdominal (también conocida como PIA). Un diafragma funcional es aquel que se mantiene en un tono óptimo y que puede realizar su función de manera correcta y sin crear compensaciones.
Por lo tanto, necesitamos que todas las estructuras musculares (sobre todo a nivel abdominal y perineal) se encuentren tonificadas para que sean funcionales, evitando la aparición de disfunciones lumbares, perineales, etc.

A nivel articular, nos encontramos con la región lumbar y pélvica, articuladas entre sí por las últimas vértebras lumbares con el sacro y este con cada uno de los huesos ilíacos (los cuales se articulan en dirección anterior formando el pubis). Esta zona está directamente conectada
con el suelo pélvico, ya que es la zona donde se ancla parte de esta musculatura.
La pelvis es un anillo óseo no rígido (es decir, con capacidad de movimiento interarticular) en cuyo interior se van a encontrar los diferentes órganos pélvicos (en el caso de la mujer: vejiga, útero-vagina y recto; en el caso del hombre: vejiga, próstata y recto).
La posición de la pelvis va a influir en el funcionamiento de la musculatura del suelo pélvico.
Estos músculos son más funcionales cuando la pelvis está colocada en una posición neutra, donde el peso cae sobre el centro del periné, lo que conocemos como el centro o rafe tendinoso del periné. Este “vértice” muscular está preparado para absorber los aumentos de
presión abdominal. Pero para ello, es necesario que esté alineado con el eje de gravedad.
Cuando la pelvis está colocada en posición neutra, la presión aumentada a nivel abdominal (por ejemplo, ante una tos o estornudo) “caerá” sobre el rafe tendinoso y este absorberá ese impacto, evitando la aparición de disfunciones de suelo pélvico.

¿Qué ocurre cuando la pelvis no se mantiene en posición neutra?

La pelvis articulada con la columna lumbar se mueve en el eje antero-posterior, entre otros. Estos movimientos se les conoce como básculas pélvicas: anteversión y retroversión.
En una retroversión, la pelvis estará rotada hacia atrás y la columna lumbar estará rectificada. El eje muscular estará desplazado hacia atrás, encontrándose el rafe tendinoso más anterior y, por lo tanto, el peso caerá en la zona más anterior del suelo pélvico.
Ante una anteversión , la pelvis está rotada hacia delante y la columna lumbar aumentará su curva lordótica. El eje muscular estará desplazado hacia delante, situándose el rafe tendinoso más posterior.

¿Qué es la auto-elongación?

La auto-elongación es la posición neutra de la columna vertebral en la que hay una activación de la musculatura estabilizadora de nuestro cuerpo. Esta musculatura se encarga de mantenernos en equilibrio y dentro del eje. Es aquella que tiene que contraerse siempre en primer lugar y antes de cualquier movimiento.
Para el CALPP, es necesario que esta musculatura estabilizadora se pre-active para proteger toda la región abdomino-pelvi-perineal y no existan compensaciones por parte de otros músculos.
Si tu objetivo es activar esa musculatura ante un esfuerzo (como toser, estornudar o coger un peso), la auto-elongación puede ayudarte a estabilizar tu CALPP, evitando la hiperpresión descontrolada a nivel de tu suelo pélvico.

La postura como herramienta para cuidar el suelo pélvico.

Si quieres cuidar tu suelo pélvico porque presentas alguna disfunción (incontinencias, prolapsos, etc) o porque quieras prevenirlas, puedes empezar desde ya a cuidar tu postura, tanto estática como dinámica.
Es importante valorar cómo te encuentras en posición de pie, sentada, cómo te tumbas, cómo te agachas, etc. Visualizar la posición neutra de nuestra pelvis, columna y todo el conjunto del CALPP hará que tu suelo pélvico esté integrado en un complejo funcional y competente.

Laura Mamajón Pámpano
Fisioterapeuta especialista en suelo pélvico
Nº col 1117 (Cofext)